domingo, 26 de febrero de 2017

CAPÍTULO TRECE


Hola :) Sé que he tardado siglos en subirlo, que no es muy largo y os parecerá bastante flojo, pero la universidad no me da mucha flexibilidad para escribir. De todas formas, el siguiente vendrá cargadito, aunque no ´se para cuando estará. Saludooos



-Si seguís tomando esa porquería en el desayuno, vais a pudriros por dentro.
-Por favor, Sheyla, intento comer. - Garret tiene ante él una bandeja llana de tostadas, huevos y carne.
El comedor vuelve a estar casi vacío cuando Julian y yo vamos a sentarnos después de coger un par de bebidas energéticas.
-Y vaya comida. En serio, Garret, no sé cómo puedes comer tanto y estar así de... ¡Au!
Su parloteo es interrumpido cuando Tony, sentado a su lado, le da un buen codazo a la chica.
-Deja de decir tontería como esas, o acabará por creerselo.
-¿Y a qué viene tanto cansancio? - pregunta Chloe, sentada a mi lado. - Y no me digas que es por la guardia, míranos al resto.
-No soy como tú. Necesito dormir más, como ella – señalo con la cabeza a Willa, que está durmiendo profundamente sobre su plato vacío. - Y ahora qué lo dices – me giro hacia Julian, que está sentado frente a mí y ya se ha tomado media botella. Tiene unas enormes ojeras bajo los ojos - ¿qué te ha pasado esta vez a ti?
-Estuve entrenando.
-¿Hasta qué hora? - pregunto sorprendida.
-¿Qué tal la noche ayer, gemela malvada?
Alguien me da un fuerte golpe justo en el brazo izquierdo. Me atraviesa una corriente de dolor por todo el cuerpo, y mi mano se mueve por instinto, aferrando el cuchillo de la mantequilla que tiene mi hermana junto a su plato.
-¡Eleanor! - sus brazos me detienen justo a tiempo. Levanto la mirada para ver mejor a quien me ha golpeado en esa zona crítica y, durante un segundo, deseo con todas mis fuerzas que mi hermana no hubiese estado presente.
-¿Qué te pasa en el brazo? - pregunta Dareon, sentándose a mi lado, de espaldas a la mesa.
-Alguien – le lanzo una mirada llena de rencor a la chica que yace durmiendo no muy lejos de mí – me dio ayer con más fuerza de lo necesario con la maldita pistola de bolas.
-Menuda quejica – comenta Garret, recorriéndome con la mirada – Eso no es nada comparado con lo mal que lo vas a pasar esta semana.
-Hablando de eso – mi hermana se levanta de un salto de la mesa y le quita la botella de las manos a Julian, quien emite una exclamación de queja – Si no nos damos prisa, Pec nos molerá a palos.
Siento sus ojos clavados en mi espalda.

En la sala de entrenamiento ya se encuentran la mayoría de los osados que han sido capaces de despertarse sin problemas, entre los que se encuentran la mayoría de los que montaron guardia anoche.
-¡Al fin! - exclama Pec, clavando sus ojos en los míos. - ¡Julián y Garret, al centro!
Busco desesperada la pizarra. Mi nombre se encuentra en antepenúltimo lugar, junto al de Conor. El de mi hermana, justo por encima de mí, contra Sheila.
-Conor no es de los fuertes. Se ha salvado por los pelos de convertirse en abandonado.
Suspiro con fuerza y me doy la vuelta para enfrentarme al chico de los ojos azules.
-¿Crees que me hace falta ese tipo de información?
-Sólo pretendo ayudarte para que llegues al final y luches contra mí. No voy a dejar que caigas en el primer asalto.
-No tienes de qué preocuparte, por ahora – contesto con sarcasmo, y le doy la espalda para centrarme en el combate que se desarrolla ante nosotros.
El entrenamiento nocturno de Julian ha dado sus frutos. Al principio, Garret demuestra haber sido un osado toda su vida, pero Julian no tarda en recuperarse de los golpes. Su velocidad aumenta considerablemente, y comienza a anticiparse a los movimientos del otro, que en cuanto su estrategia es descubierta, cambia el patrón para volver a golpearlo. Sin embargo, poco a poco, el antiguo cordial gana más y más confianza en sí mismo, y comienza su ofensiva. Aprovecha cada movimiento del adversario para leer sus puntos débiles y derribarlo de un solo golpe. Garret acaba unas tres veces en el suelo antes de conseguir golpear a Julian de nuevo. Y, para entonces, el trasladado está tan lleno de adrenalina que deja de sentir el dolor, y los golpes que recibe no se vuelven un impedimento contra él. Teniendo en cuenta la forma de luchar de ambos, el final tarda en llegar más de lo esperado. Garret escupe un poco de sangre y mira hacia arriba desde el suelo con una sonrisa llena de diversión.
-No está mal para un cordial.
Julian le sonríe de vuelta y le tiene una mano para ayudarlo a ponerse en pie.
Las peleas siguen transcurriendo sin especial interés. Las victorias entre osados y trasladados están más igualadas de lo que esperaba. Mi hermana pierde contra Sheyla, aunque no sin haberle plantado cara y pegarle algún puñetazo que hace que la osada se tambaleé, lo cual es un gran avance. Mi combate contra Connor dura el tiempo que tardo en hacerle una llave que lo deja en una posición un tanto dolorosa. Dareon, que lucha justo detrás de mí, vence a Morgan en menos de dos minutos.
-Bien hecho, Eleanor. - comenta con una sonrisa resplandeciente.
-Espero que estés a un nivel mayor cuando nos enfrentemos, Dareon. - respondo cortante, y me doy la vuelta para salir de la sala de entrenamiento. Sin embargo, una voz grave me detiene.
-Quiero hablar contigo. - tiemblo al sentir el aliento de Pec justo en la nuca.
Me quedo plantada en el sitio, esperando a que todos abandonen la sala y quedemos solos. Cuando hecho un último vistazo hacia la puerta, distingo la delgada figura de Julian entre las sombras, esperando.
En silencio, Pec me rodea varias veces hasta situarse frente de mí, donde soy incapaz de evitar su mirada amenazadora. “No le tengo miedo”, me repito una y otra vez, intentando convencerme sobre ello, pero la falta de aire que experimenté la última vez no deja de filtrarse entre mis recuerdos.
-Por ahora, el entrenador de los osados y yo hemos acordado que no os enfrentaremos a ti o tu hermana contra Estella o Bruce quien, por cierto, se incorporará mañana a las batallas cotidianas.
-De acuerdo – respondo demasiado rápido. Inspiro profundamente antes de seguir hablando. - Si esperas que te lo agradezca, pierdes el tiempo.
Sí, debo de ser masoquista... O eso es lo que pienso cuando su puño golpea con fuerza la mitad derecha de mi rostro. Mierda, ha dolido.
-¿Por qué te hiciste pasar por tu hermana?
-¿Y por qué no? Tenía la oportunidad de hacerlo. - bajo la mirada, preparándome para un segundo golpe que no llega.
-¡Eso no responde a mi pregunta! Las normas son las normas, ¡así que déjalo ya! Esto no es un juego, Stone.- guarda silencio unos segundos, evaluando mi reacción al ser llamada así, pero no muestro nada - ¿Por qué la sustituiste? ¿Acaso crees que no es capaz de hacerlo por ella misma? Si es así, tal vez no debería estar en esta facción.
-¿Qué harías si tu hermano estuviese a punto de ser expulsado y convertido en abandonado y tuvieses la oportunidad de evitar eso? ¿Por qué no te pones en mi lugar? - escupo las palabras, deseando acabar de una vez con este estúpido juego.
Su mano se enreda alrededor de mi pelo para alzarme un poco y obligarme a ponerme de puntillas.
-¿Qué pensarías si te dijese que fue eso mismo lo que ocurrió en mi iniciación? - permanece unos segundos mirándome, sin articular ningún sonido antes de soltarme. Caigo con un golpe seco.
-¿Q-Qué?
-¡Me sigues debiendo una! - para cuando intento detenerlo ya es demasiado tarde, y ha desaparecido de la sala.

Salgo corriendo de la sala de entrenamientos, con Julian, quien ha sido testigo de la escena, pisándome los talones y sin dejar de hacer preguntas, en busca de mi hermana.
-Eleanor, deberías calmarte.
-¡Estoy muy calmada, Julian! Sólo necesito encontrarla.
Llegamos a las habitaciones, donde solo quedan algunos osados descansando, aquellos que no han aprovechado para ir a comprar o a saltar desde algún lugar. Royce está tumbado en su cama, con una revista de tatuajes en sus manos. Cuando llego hasta donde está él, se la arrebato y le obligo a mirarme.
-¿Dónde está mi hermana?
No responde inmediatamente, sino que dedica unos segundos a mirarme con atención ante de coger la revista de nuevo.
-No lo sé. Supongo que con ese rubio osado que tanto le gusta.
Apenas hace algún movimiento de resistencia cuando lo cojo por el cuello de la camisa con fuerza.
-No vuelvas a decir eso.
-Todos sabemos que es así, se le nota a la legua.
-Me da igual. No vuelvas a decirlo o te mataré.
Unas manos frías cogen las mías e intentan aflojar el agarre, pero es algo difícil. Los ojos de Royce siguen desafiándome, lo que hace que mi ira siga creciendo.
-Eleanor, suéltalo. Él no sabe dónde está. - Julian comienza a clavarme las uñas, desesperado por alejarme de Royce.
-¡Para, Eleanor! - unos brazos se aferran a mi cintura y otros me clavan los dedos justo debajo de las costillas, lo que hace que libere a Royce para golpear a la persona que tengo justo a mi izquierda, que resulta ser Tony. Garret, quien me ha cogido por la cintura, aprovecha el despiste para llevarme hasta mi litera. No dejo de fulminar a Royce con la mirada.
-¿Estás bien, Tony?
Julian se acerca al pelirrojo, a quien le caen algunas gotas rojas por la nariz.
-¡Ah, no es nada! Me lo merezco por tocar donde no debo.
-¿Se puede saber qué ha sido eso? - Garret se coloca justo en frente de mí, cortándome la visión. Sus ojos muestran preocupación. No sé cómo lo soportan, yo ya estaría cansada de tratar con una chica con un constante humor de perros.
-Déjame en paz, tengo que buscar a Chloe – salto de la litera y, al pasar junto a Tony, que intenta cortarse la hemorragia nasal, le doy un golpecito de consuelo en la cabeza. Él me sonríe, sabiendo que es lo más parecido a un 'lo siento' que obtendrá de mí.
-Venía por los pasillos con...
Cuando me doy la vuelta, Garret y Julian se están mirando fijamente, diciéndose algo en silencio. Suspiro ante su patético intento por ocultarme lo que sea que están pensando.
-¿Dareon? - pregunto suspirando.
-Sí – me responde finalmente Tony, quien lanza una mirada de exasperación a sus dos compañeros.
Asiento en silencio y salgo de la sala, seguida de tres pares de pisadas. Justo delante de mí escucho voces, susurros. Me detengo y me escondo tras una pared cuando escucho mi nombre.
-Pero ella siempre ha sido así. Desde que era una niña sabía que éste era su lugar. Es muy fuerte, aunque eso es algo que puedes ver fácilmente por ti mismo.
-Sí, lo sé. Pero si continúa así podría meterse en problemas, y eso tú lo sabes mejor que nadie. Este sistema de facciones no permite que nadie se salte las normas, pero a tu hermana no hay forma de detenerla.
-Lo sé. Lo único que tengo que hacer es evitar que siga siendo tan sobreprotectora conmigo. Así que tengo que hacerme más fuerte y voy a necesito tu ayuda, Dareon.
-Haré todo lo que me pueda.

Es la primera noche que soy incapaz de dormir. Cuando me aseguro de que todos los que estamos en los dormitorios están durmiendo, bajo de la litera con cuidado de no despertar a Chloe y salgo a los oscuros pasillos de Osadía. Con la mano derecha arrastrándose por las húmedas paredes consigo llegar a la caverna a través de la que todos llegamos a Osadía. La red que amortiguó nuestras caídas está ahí, tensa y firme. Por un segundo, siento el irrefenable deseo de salir de aquí y aspirar el aire libre. Saltar a uno de los trenes que me lleve tan lejos como sea posible. La presión me está pudiendo.
Siento un brazo sobre mi hombro y me sobresalto, al mismo tiempo que golpeo hacia la persona que se ha acercado tan silenciosamente, pero un par de brazos me bloquean.
-Muy mal, gemela malvada. - susurra Dareon.
-Ahora mismo eres la última persona a la que querría ver, ¿sabes? - hago un movimiento brusco para soltarme, pero su agarre es demasiado fuerte.
-Yo tampoco me levanto en mitad de la noche para verte por gusto – se encoge de hombros y me suelta. - Como bien oíste a tu hermana hace un rato en el pasillo, me ha pedido ayuda a mí.
Lo aparto de un empujón y empiezo a avanzar de vuelta por el pasillo.
-¡Espera! He empezado mal, pero solo intento llegar a un acuerdo contigo.
-No quiero llegar a ningún acuerdo contigo.
-Tu hermana me importa. ¿Quieres escucharme? - un fuerte golpe en la espalda me empuja contra la pared de uno de los túneles. Ahogo un grito de dolor cuando la piedra me golpea en la cara. - Déjame con ella hasta que terminen las batallas. Sé lo que está pasando con Pec y que sigas pegada a ella no ará más que empeorar las cosas.
-¿Cómo sabes lo de Pec? - pregunto, acercándome a él.
-Ella me lo ha contado.
Maldita sea. ¿Acaso no puede mantener la boca cerrada?
-No necesito a nadie para solucionar mis problemas.
-No son tus problemas. Son los suyos. - guardamos silencio mirándonos fijamente. La luz de los pasillo es tenue, pero no lo suficiente como para ocultar su rostro. Esta vez parece cansado, y preocupado.
-¿Pretendes alejarme de mi hermana?
-Es lo mejor para ella. - sus palabras son tan dolorosas que preferiría que me empujara de nuevo contra la fría roca.
-¿Qué sabrás tú sobre qué es lo mejor para ella?
-Eleanor, hablamos de Chloe, no de ti.
En un abrir y cerrar de ojos, mi puño contacta con su mejilla izquierda. Apenas se tambalea, tan solo cierra los ojos y los vuelve a abrir en unos segundos. Ahora el azul es mucho más intenso.
-Golpea todo lo que quieras, lo único que conseguirás es darme la razón.
-La única que puede mandarme a la mierda es mi hermana. Tú no pintas nada.
-No te preocupes, lo hará – deja caer un brazo sobre mi hombro, el cual aparto rápidamente – Va a pasar de ti, y será decisión suya.

Y eso es exactamente lo que sucede.
Los siguientes días se convierten en un auténtico infierno. Chloe no se digna a mirarme, y me evita tanto en el comedor como en los dormitorios. Se convierte en la sombra de Dareon, con quien desaparece todos los días para entrenar. Éste, por su lado, se acerca de vez en cuando a mí para comentarme los avances de mi hermana, que al parecer no son malos. Finjo que no me importa, aunque en el fondo mi odio hacia el chico no hace más que crecer.
¿Es esa mi hermana? ¿La misma que se unió a una facción a la que no pertenecía por no separarse de mí?
Por mi lado, intento pasar el máximo de horas posibles en la sala de entrenamiento. En algún momento se me une Julian, quien se ofrece voluntario para luchar contra mí. Lo conozco lo suficiente y consigo leer más allá de sus acciones. Todo lo hace para mantenerme distraída, sobre todo de los comentarios irónicos del resto de iniciados sobre el supuesto romance entre Chloe y Dareon. Ese tema me provoca arcadas.
Los combates continúan, y ahora tengo que lidiar con las miradas asesinas de Bruce y Estella, aunque Pec mantiene su palabra y no nos hacen luchar con ninguno de ambos. Los avances de Chloe se hacen evidentes enseguida. Ha aprendido a esquivar la mayoría de golpes y a atacar con sus articulaciones. Su combate contra Brand, el amigo de Estella, dura bastante y no es muy emocionante, aunque al final resulta ser ella la vencedora. El chico es lento, aunque tiene fuerza. Sin embargo, mi hermana es más veloz y ataca a los puntos débiles de su contrincante.
-Me hizo una demostración de cuáles son los puntos débiles del cuerpo humano – susurra Dareon, que se ha deslizado entre la gente hasta colocarse a mi lado.
-No sé si quiero que me especifiques sobre eso – contesto con sarcasmo.
-Tranquila, no pensaba hacerlo. - estoy a punto de sonreír ante su comentario. Cómo si mi hermana fuese a hacer algo con él, cuando su cara se tiñe de rojo intenso cuando alguno de los chicos se quita la camiseta.
-Tiene que mejorar la fuerza muscular, y relajarse, está demasiado tensa.
-Eres incapaz de valorar las cosas buenas, ¿eh?
-Siempre se puede mejorar – respondo, con un sonrisa exagerada.
Y los días continúan. Gano en todos mis combates, aunque sigo esperando el día en el que mi nombre aparezca junto al de Dareon en la pizarra. Una de las noches en las que salimos a hacer guardia, me emparejan con Lark, el gigantesco osado junto al que parezco una muñeca indefensa. Tal y como esperaba, es un chico de pocas palabras, pero resulta de los más centrado en lograr su objetivo. Me recuerda a cómo era yo cuando llegué a esta facción, y me hace querer volver a ser quien fui en algún momento.
Y, finalmente, llega el último día de los combates, y todos nos sorprendemos ante la innovación de Pec. Aunque la mayoría combaten por parejas, al final quedamos tan solo un grupo de cuatro, y solo uno de ellos es un iniciado trasladado: yo.

Sé que Pec lo ha decidido a propósito, para comprobar mi potencial, porque ahora me obliga a luchar contra Garret y Lark, con la ayuda de Dareon.

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